jueves, 20 de octubre de 2011

Granjero Busca Esposa 4. Episodio 4: Giro epiléptico!



Tranquilos, ya llegan las cibernovias y se nota. Noche convulsa la de ayer. Las pretendientas huelen a las cibernovias y están nerviosas. Los granjeros también pero su nerviosismo es diferente, desconcertante. Los nervios en un granjero a veces se confunden con torpeza, con reacciones involuntarias, con gestos divertidos. Es maravilloso. Ayer, en esta ansiosa espera lo pasamos muy bien. La línea argumental ha pasado de un sopor lineal a una constante de malos rollos, chicas que huyen por humillación, granjeros que ven lepras medievales donde no las hay, luchas en el barro, humilladas soberbias y amor, muy poco amor.
¡Granjero Busca Esposa is in the house!!!, pasen y disfruten conmigo de un excelente programa número 4. Por cierto y sé que no debería aclarar nada 
con los trolls comentaristas, nunca lo hago, pero esta vez quiero puntualizar algo: lectores nuevos y otros antiguos como Priscilio de Granjero 3, este blog siente una devoción absoluta y quasi enferma hacia este programa. Me rindo a los pies de su inventor por haberme hecho disfrutar tanto y durante tanto tiempo con las peripecias de Granjeros clásicos como Ramón, Pedro, David Escur, los Vitis, Alberto, Guillamet y demás freaks de la pradera. La influencia de este show en mi existencia es mayúscula. Por eso, y por alguna cosa más creo que estáis perdiendo el tiempo en llamarme racista, homófobo e insinuando que no entiendo el programa. Chicos y chicas, que os den. ¡Gora Granjero Busca Esposa! 
Y ahora sí, pasemos a repasar los fantásticos momentos de ayer.

Melendi “la capital es Oviedo, OSTIA”.
Al límite. Lo de Vivi ya no tiene gracia. Jamás, y digo jamás, se ha visto a una pretendienta tan descarada, que escupa tanto asco público por su granjero. Para mi no hay derecho, como espectador me molesta. Vivi, ¿donde coño te crees que ibas? ¿A Carelles? ¿A los Hamptons? ¿A La Finca? ¿A Dubai con un ejército de esclavos? No, te has ido a un pequeño pueblo de Asturias con un tipo mitad robot mitad humano muy majo y un poco inquietante llamado Melendi. Como el cantante, sí. Vivís en una caravana en un espacio reducido, compartes baño y listo. Es el precio que hay que pagar por salir en la tele, así que te jodes.
Mientras tanto y detrás de tanto odio tenemos a Melendi que poco a poco va recuperando las constantes vitales. Siente y se da cuenta del odio y el desprecio de Vivi y sin embargo intenta alegrar un poco su deprimente día a día yendo a ordeñar vacas, impactante esas tetas con calostro plagadas de moscas y otros bichos hambrientos e incluso hace el esfuerzo de llevar a la ciudad a las chicas. Es ahí, en la civilización, donde Vivi, viendo las Cajas de Ahorros, los colmados y el asfalto, esboza por primera vez una sonrisa. Por lo demás, Vivi se acerca peligrosamente a la otra pretendienta, empieza a haber roces y todo apunta que eso acaba en tijerita, en un rollo bollo, que por cierto, sería la primera vez. Así pues, esperamos con ansia la llegada de la cibernovia que por lo que hemos visto mide 2 metros y 3 centímetros, no cabe de pie en la caravana del miedo y no tengo ni idea de donde va a dormir. La espero con ansia igual que el cortocircuito mental de Melendi y su estallido que seguro será divertidísimo.

Gustavinho, pobriño. 
En un capítulo muy del Oeste Vanesa se fue a tomar por saco. Ya no está. Se ha ido. O mejor, la estrategia de Cristina la ha mandado a su pueblo en tiempo record. La brasileña es mucho. Una bien queda profesional. Una peliculera que se merece el Oscar de esta edición. Todo lo que pasa le toca especialmente. Que hay que andar cuatro días sin parar pues a ella le encanta porque las ovejitas le parecen muy tiernas. Que Gustavo ha sido abandonado por su ex pues ella por sus padres. Es la típica que se siente identificada con todo. Una Elo pero más lista.
Pues sí, el capítulo de ayer, en esa trashumancia antigua que por lo menos a mi me provocó ansiedad pese a la belleza documentariana de las ovejitas, fue un sopapo para Vanesa que perdió los papeles en la despedida. Una despedida que fue un delirio verbal, llena metáforas, laísmos y comparaciones imposibles fruto de la rabia de verse derrotada. Vanesa no dudó en destrozar a Gustavo diciéndole que se coma el plátano la brasileña, que “ojalá no te dejen otra vez como tu ex, panoli” y bla bla bla, bla bla bli. La brasileña ajena a esta pobre tiene al tonto de Gustavinho en el bote. Ya se besan con lengua y el otro está babeando. Espero con ansia el giro monumental que se producirá con la entrada de la cibernovia, me apetece ver a Cristina con una rival más difícil, una que esté a su altura. Mientras, Gustavinho, seguirá ciego con sus gafas de bakala hablando rapidísimo, yo apenas le entiendo, soñando con una madre para sus hijos. Si, esto va a acabar todo en tragedia. Por cierto, fan del primo monosílabo de Gustavo.

Crazy Cesar Farm
Lo van a volver loco. Pobre César. Sueño con un reality protagonizado por Elo y Gloria, una pareja que televisivamente hablando no puede funcionar mejor. Elo, estás como un cencerro. Cambias de idea en una misma frase, estás hipermega chalada pero nos gustas. Tu cara de apendicitis crónica, tus cambios de humor, tu carácter y presencia absorbente... tiene fans. Fans que esperan mucho más de ti, que te trinques al colega de Cesar y que luego te arrepientas, que vuelvas loco definitivamente a César, que provoques aún más a Gloria, que no pares de hablar, que sufras y te diviertas, que nos entretengas. Confiamos en ti. Aparte de la locura de Elo-ca que no deja de sorprenderme me impresionó mucho un amigo de Cesar que iba vestido de negro con una gorra. Uno que tenía pinta de transformista. Muy extraño. Elo, liate con él.

Jonathángano y sus perracas.
Madre mía. Me declaro fan de la guerra en Granjero Busca Esposa. Me gustan las granjas polémicas con pretendientas deslenguadas y rubias de bote. Por eso y por Jonathan disfruto tanto de esta grasienta granja. Elisabeth es un filón, ella será la primera portada de Interviú de este Granjero. Se ha teñido de rubia platino como en las fotos del Facebook. Por cierto, y aquí doy las gracias a Marian Garrido, ¡no se pierdan en esta edición el cross-over Facebookiano! Si disfrutaron el año pasado cotilleando en Facebook y viendo a Ramón, Pedro, Priscu y compañía beodos como piojos en las fiestas de media geografía española no deberían obviar que la gente que sale en Granjero es real, ende, tiene Facebook y cuelgan fotos de todo tipo. Sé que es un poco voyeur pero el verlos en Facebook en sus vidas reales , como si fuera un Cuore online, es muy entretenido y chocante y se ha convertido en mi pasatiempo spin-off favorito del show. A lo que íbamos, me encanta que Elisabeth y Rebecca se odien mientras el pobre Jonathan, que ya sabemos que moja el churro menos de lo que le gustaría sigue sudando, hablando de polvos y convirtiéndose poco a poco, ¡atentos al próximo programa!, en un animal. Cada vez emite más gemidos, suda más, tiene más pelo y sus frases son cada vez más cortas, señal inequívoca de que su transformación en un jabalí está próxima. Otra cosa que me gusta de ese caos es lo mal que se alimentan siempre, que unido a esas paredes de colores mareantes, a los peluches y a las almohadas que sirven de cojines de Bob Esponja crean una de las estampas revelación de esta edición. Rebecca parece que tiene novio fuera y yo me pregunto, ¿qué razón puede llevar a una chica con novio a meterse en un show donde se buscan esposas? ¿salir en la televisión? Pues vaya. La impostora de Rebecca pese a su engaño mola y su silencio y su cara de culo están dando juego. Enorme, creo que lo voy a ver otra vez, el juego “Yo nunca” entre Jonathan, las chicas y el maligno tío del Johnny. Ese juego peligroso fue una orgía de navajazos verbales mayúscula que por lo menos a mi me demostró que esas dos pencas son más listas de lo que me imaginaba. Reflejos agudos y palizas verbales fueran la tónica del juego que por supuesto, acabó en mal rollo máximo mientras Jonathángano restregaba su cuerpo contra la pata de la mesa y babeaba sobre el whisky sin hielo. Enorme. ¡Lo que da de si un simple juego! Como diría Elisabeth. Ah, y no se olviden de Betsaida, esa mujer picassiana e inconexa en sus facciones que desafían el canon griego. Ya llega y promete pese a que Jonathan no entienda su exotismo.

El Andabluff.
Haré un esfuerzo y reconoceré públicamente que ayer Luis dio una milésima menos de pereza que en programas anteriores. Quizás sea por las incógnitas que plantea su estilo de vida. ¿Por qué tiene un Porsche de primera mano y no trabaja en nada? ¿Por qué desprecia los quehaceres granjeros y tiene caballos que parecen campeones del mundo por su belleza y musculación? ¿quien es Luis? ¿qué hace con su vida? ¿trafica con algo? ¿es un rico heredero que quiere disimular? No lo sabemos y queremos saber. Mientras se despejan todas estas dudas fundamentales la granja sigue igual de coñazo. Ahora sí, reconozco que me gusta como chatea el andaluz, como se emociona, sus expresiones, su entusiasmo, sus carcajadas... se nota que no es la primera vez que lo hace. Esperemos pues que entre ya la cibernovia y añada un poco de “duende” a la aburrida vida malagueña. Por cierto, ¿se pueden leer en algún sitio los chats íntegros de los Granjeros? ¿En la web de Cuatro? ¿Si? ¿No?

Román Pilatos.
Una lástima histórica la desaparición de Teresa, esa chica de poco comer, voz susurrante y maneras divertidas. Menuda sacudida la de ayer. Para mi, los momentos de la granja de Román de ayer, aislados y editados, podrían ser un peliculón de sobremesa de Antena3. Todo fue supermegasurrealista. Analicemos:
-Revelación de la granja: El tosco padre de Román, malvado y cachondo a partes iguales. Dice cosas como “el que no sirva para gallo, que le capen” o, y esta no la entendí “¿no os habéis llegado o no tenéis legañas?”.
-Momento Clan TV: Yessica llorando sin parar bajo las melodías desgarradoras de Johnny Cash y su imagen llorando en la puerta de la casa mientras Román la consolaba,  parecían infantes de 11 años rotos por el amor.
-Momento Vintage: La camiseta marca Liberto de Román.
-Frase del día: De Teresa claro “Por favor, podemos hablar un momentico a solas”
-Momento rompedor de la temporada: La confesión monumental y torpe de Teresa: “soy epiléptica ¿sabes? Cuando me entra la excitación siento como agujas en el cerebro, respiro como una loca, como raro ¿sabes? Me colapso y me puedo quedar seca ¿sabes?”. Si, Teresa explicó todo esto de una manera un poco extraña, quizás demasiado frontal, excesivamente explícita, muy cruda y real. Ante tal explicación al jabalí de Román le entró el pánico y le contestó con un inquietante “ok, nos vamos a dormir, lo primordial es la salud”.
-Resaca Epiléptica: la mañana siguiente fue dura, Román demostró tener el tacto en el ojete. De repente vio la enfermedad de Teresa como algo terrible, casi medieval. Pensó en lepra, rememoró los peores pasajes de sus películas favoritas como “Estallido” o “Philadelphia” y vio como su familia y su pueblo moría por una injusta plaga de epilepsia. Vio como sus paisanos se contagiaban en los bares, como las vacas se comían unas a otras, como su madre se desintegraba en sus brazos y claro, le entró miedo y con razón. Así pues decidió invitar toscamente a Teresa a abandonar su casa y alejar de su granja esa enfermedad mortal y contagiosa que es la epilepsia. Sí, la despedida fue muy chunga, desgarradora, un momento surrealista que pasará a los clásicos de la televisión española, que se repetirá en los zappings, que hará que las asociaciones de epilépticos se manifiesten y que muchos de nosotros dejemos de creer en Román como la revelación de esta temporada. O no. O al revés. En todo caso, increíble momento de ayer, mi única explicación como espectador coherente es que esa mañana fumaron marihuana de la buena sin parar o directamente prepararon un potentísimo Jeffrey con las infusiones. Eso explicaría tal caos. Como dijo Román, “matado el perro, se acabó la rabia”. Toma ya, más tacto imposible.


Y con esta plaga de sucesos esperamos con ansia la llegada de las cibernovias, chicos y chicas, esto se anima y no puedo estar más contento.  


Atentamente